Quantcast
Channel: AmaBuscaSumisoVerdadero
Viewing all articles
Browse latest Browse all 339

El sumiso virtual

$
0
0

Hay “sumisos” que solo buscan relaciones ciber y lo dicen claramente, pero otros van de reales y se quedan en lo virtual: por internet lo dan todo, luego por teléfono van bajando el nivel y ya en persona el tema se desinfla hasta el punto de preguntarte dónde está la persona que creíste conocer por aquí. Esto no es un espejo al 100%, pero algunos fabrican un personaje paralelo y otros ni dan el paso de salir de las sombras cibernéticas. Es decir, son ciber sumisos pero no lo reconocen nunca hasta que descubres el pastel tras invertir tiempo y energía. Una cosa es jugar a algo, con consentimiento por ambas partes, y otra jugar CON alguien, con sus ilusiones y esperanzas, y eso tiene poco pase.


Este es uno de los posts más vainilla que voy a publicar, porque atañe al sumiso como persona, y si no es honesto ni integro, no podrá tener una relación honesta.


Si descubres el mundo femdom gracias a internet, al principio es tentador no fijarte en la persona sino en su faceta Dom/sum, y los sumisos (y Amas) virtuales se quedan con esa parte, sin importarles herir la sensibilidad del ser humano al otro lado del teclado.


Voy a aprovechar un comentario mío de hoy mismo en una entrada anterior que viene bien con este tema. La entrada era Esto no es un juego para mí, y mi comentario el siguiente:

A ver si aclaro aún más mi posición al respecto. Jugar no es malo, jugar es necesario en el desarrollo infantil y se ha demostrado que también es positivo en la edad adulta. Es perfectamente válido que la gente quiera jugar a lo que sea, faltaría más. Tal vez la aclaración sobra pero ahí queda.

Por otra parte, tod@s usamos el juego, o experimentación, o tanteo, o vamos a llamarlo X, cuando empezamos a descubrir esta especie de mundo paralelo en el cual al fin parecemos encajar, o donde encajamos mejor que en la corriente convencional. Entonces por chat o por cam o en persona, al principio no tienes una conexión intensa con la otra persona, y aún así sientes cosas, porque está en tu naturaleza, es como el sexo sin amor. Luego cuando ya sabes que una sesión suelta no te llena, te dedicas a conocer a la persona antes que nada, e incluso entonces hay una fase en la que no hay algo consolidado pero ya tienes sexo femdom, y ahí sigues tanteando e incluso jugando en cierto modo.

Es decir, el juego se vuelve a dar aunque tengas claro que no es juego lo que buscas, pero ya se queda en una fase inicial, y siempre teniendo claro que no es el fin que quieres. Esa es para mí la diferencia clara entre ambos "bandos".


Pues bien, el sumiso virtual se presenta ante ti como alguien que no quiere solamente jugar pero en el fondo miente, o pasado el tiempo demuestra que no sale del juego y no te deja ver qué clase de persona es más allá de la película que quiera contarte. Y ahí es donde estos tipos tienen un enorme peligro: las palabras. Las usan como armas de destrucción (o construcción en este caso) masiva, averiguan lo que deben decir para tenerte enganchada, en una fase permanente de tonteo virtual cómodo (por no hablar de los que mienten porque tienen pareja), con un aplazamiento indefinido para un futuro que nunca llega. Algunos usan esa fase hasta pillar cacho y otros vuelven a ella una y otra vez después de los encuentros reales.


No es una táctica al alcance de todos, hay que tener labia y ser lo bastante retorcido y frío como para mantenerse en el punto justo para no implicarse más allá. Hay mucho psicópata encantador suelto, y nosotras podemos ser las víctimas perfectas a falta de otro que apueste por la relación a muerte y que esté ahí de verdad aunque sea en la distancia, que algunos ni por teléfono se asoman. Por el contrario, algunos es lo que utilizan únicamente, como le pasó no hace mucho a mi bloguera australiana preferida: la chica contacta con un texano, guaperas, musculado y de sexy voz, que la tiene enganchada durante horas en conversaciones telefónicas que rápidamente pasan a la fase “cómo me gustas, no descarto que nos veamos”. Pero claro, él tenía que buscar hueco entre el gim y el pulido de sus botas de cowboy... Crees que un tipo está invirtiendo tiempo y energía en ti porque no dudará en avanzar en algo que parece merecer la pena y... nop, es que, oye, de eso, ni hay, ni hubo, ni habrá, nunca, nada, más allá de cuatro (o cuatrocientas mil) palabras para mantenerte “ahí”. Un hombre (inmaduro y egoísta) no va a renunciar a algo que no le suponga un compromiso; si no da un paso adelante debe darlo hacia atrás, y si no lo hace, cierra tú la comunicación. Si no te busca cuando desapareces, todo queda claro. No pierdes nada, ¡no puedes perder lo que no tienes!, una versión ciber de alguien no es una cosa real, por mucho que las nuevas tecnologías se hayan colado en nuestras vidas. Y tú tampoco eres lo que él percibe por esa vía. Mereces a alguien que quiera atiborrarse de ti hasta el empacho en el mundo real.


Algunos casos son bastante previsibles, como el chulito texano, pero somos humanas y mantenemos esa especie de inocencia estúpida, que a la vez es un don que nos evita ser unas amargadas y unas cínicas descreídas a pesar de haber besado sapos que no eran príncipes hechizados en más de una ocasión. La australiana planteó las cosas en firme, le dijo que pusiera fecha al encuentro y... el guaperas voló, sin dignarse a mandarle ni un mensaje, el muy miserable cobarde. Un “no” puede doler cuando hay ilusiones, pero el silencio es lo que aniquila hasta una posible amistad. Y peor es cuando no dicen ni sí ni no de manera clara y te ponen la vida en puntos suspensivos permanentes. Joder, ¿con qué derecho lo hacen? Y si encima lo hace un sumiso ya es para “quitarle el carnet”.

Todo esto puede estar provocado por la distancia, pero a algunos les viene de perlas esa distancia kilométrica para enmascarar su incapacidad emocional, o su caradura a secas. Y esto también puede pasar con alguien que viva cerca. Mi única relación de ciber sexo femdom fue con un tipo de mi ciudad, y el día que le dije que nos conoceríamos, me dio plantón. Encima pretendía el fresco seguir con nuestros momentos ciber mientras ponía por excusa que sus miedos y dudas sumisiles frenaban el paso a lo real, pero oye, para ponerse caliente delante de la cam no había duda ni miedo para el maldito cretino.

Todos estos personajes virtuales nunca tienen ni una gota de intención (REAL) de concretar en firme algo contigo, aunque lo juren, sospechosamente, al poco de contactar para engatusarte. Si te pones a tiro en su línea de fuego y te dejas seducir por su arrolladora personalidad ciber, tendrás “algo” siempre con ellos, te sentirás super especial, caerás como una estúpida en su red virtual antes de que te hayas dado cuenta. Si encima lo pueden combinar con encuentros fugaces de piel contra piel, eligiendo ELLOS la fecha, ya es la releche, la jugada perfecta, la mujer a la medida de SUS necesidades.


Tienen mala fama las calienta-braguetas, pero también existen los calienta-bragas, que ni se van ni se quedan, como el perro del hortelano, y tú como una idiota esperando que pase el cometa Halley para que algo cambie, creyendo lo que te cuenta, que no es su momento pero que no quiere perderte por nada del mundo y bla bla, porque las películas que nos podemos montar y tragar cuando alguno parece mejor que el resto son para ganar un óscar.



Tanta comunicación sin presencia física nos hace perder de una manera brutal el contacto con la realidad -entremos tod@s y que se salve quien pueda-, hasta el punto de creer, y hacer creer, lo que sea con tal de sentir que tenemos algo, cualquier cosa que se magnifica hasta adquirir la etiqueta, nada menos, que de relación, en nuestro pobre cerebro narcotizado de información virtual. En tu cabeza vives casi las mismas sensaciones que si fuera cara a cara, y cuando acaba no echas de menos “eso” o a la otra persona (imposible echar de menos a quien no llegas a conocer más allá de sus barreras), sino a tus sensaciones mientras duró, así que espera a quien te dé lo mismo lejos de un teclado.


Cualquiera te puede fallar, pero si entras en el juego del contacto virtual, ahí cabe todo lo posible y lo imposible. Con palabras se construye un mundo completo, y se derrumba con la misma facilidad, basta con cerrar una ventana o no responder un email. Es un hilo demasiado fino como para confiarle tus sentimientos o tu necesidad de femdom o lo que sea, y pocas veces nos paramos a pensar lo que significa este medio, sino que primero nos lanzamos, creyéndonos a salvo de todo, hasta que estás metid@ hasta el cuello en el barro de lo imaginario que, sin embargo, con la inercia de los meses pesa como una losa real. Si a todo eso le sumamos que al otro lado de la pantalla hay un tipo frío y pasota que no piensa en cómo te puede afectar y que seguirá con el juego hasta que te canses... ¿se puede pensar en otra etiqueta distinta a cabrón? O, como diría un juez, actuar con premeditación y alevosía.



Conclusión final: si quiero jugar me busco un vídeo juego, pero nadie tiene el maldito derecho de convertir vidas ajenas en uno de ellos, mucho menos cuando es consciente de lo que hace y tú ni te imaginas de qué va una película que, para colmo, te pilla de protagonista sin haber querido presentarte al casting. 

Viewing all articles
Browse latest Browse all 339

Trending Articles