El libro Poder sexual para mujeres, escrito por Georgeann Cross, no llegó a ser publicado por ninguna editorial, lo cual no me extraña porque en 1997 el tema sonaría a ciencia-ficción, así que circula en pdf por la red, y en inglés solamente. También lo tenéis en este blog:
Quizá usando un traductor os podáis enterar más o menos l@s que no sabéis inglés. Aquí van mi resumen y comentario.
La técnica principal y supuestamente infalible para hacer de un hombre tu esclavo sexual consiste en lo que ella llama el bucle: un hombre se siente avergonzado por excitarse cuando una mujer lo trata como un esclavo, y se excita por sentirse avergonzado, y así entra en una espiral en la cual cada vez quiere más y más. Lo de tratarlo como un esclavo es de mi cosecha, porque ella habla en exclusiva de una táctica: atarlo, excitarlo mediante sexo oral (él a ella) y obligarlo a que se masturbe mientras miras, o masturbarlo tú si le ataste ambas manos. Parece fácil, ¿no?... Pues no sé yo, más adelante lo comento.
El libro contiene varios ejemplos de su propia vida, y su primera experiencia fue en la infancia cuando un grupo de amigas estaban en una piscina y pillaron a un mirón escondido. Entonces la amiga más decidida lo castigó obligándolo a quitarse la ropa y tocándolo hasta que eyaculó, al parecer por vez primera, con el consiguiente susto del pequeño voyeur. A partir de ahí ella lo hizo siempre por placer, pero en el resto de casos del libro trató de ayudar a otras mujeres a mejorar la relación con sus parejas, o para lograr algo de ellos, como dejar la bebida o perder peso. Me parece buena idea, pero no así otro supuesto beneficio como convertir al hombre en un eyaculador precoz con determinada técnica (para cuando llega al coito se corre en medio segundo) para que no pueda tener amantes. Si no confías en él, no tiene sentido recurrir a eso, y en todo caso mejor ponle un cinturón de castidad. Aparte de que tú tampoco saldrás ganando si él eyacula en cero coma.
Mi opinión global es que si la receta para salvar una relación se basa en la novedad sexual, cuando deje de ser novedad volverán los problemas, como comenté en el post de un contertulio que planteaba esa posibilidad:
Se me ha hecho un poco repetitivo, esperaba más recetas, veo limitada la técnica esa, aunque me parece una idea muy acertada, pero, ¿qué ocurre si él se bloquea o se avergüenza tanto que no puede ni excitarse? Si desde el principio queda claro que sois Ama/sumiso, pero no hay la confianza de una relación más asentada, de golpe y porrazo un sumiso, sobre todo si es novato, por mucho porno que haya visto y mucha fantasía onanista que haya tenido, puede sentir más temor y nervios que excitación ante el hecho de ser atado y venga, vamos, que te toco la zambomba hasta que tengas el orgasmazo de tu vida. Que los hombres son muy suyos con eso de que les toquen la... moral.
De todos modos el libro dice cosas interesantes, y ya solo por el hecho de que el título pueda atraer a algunas lectoras, merece la pena que exista. Parece muy físico todo pero el componente mental pesa mucho, por ejemplo cuando ella dice, “te masturbaré pero si te corres pronto seguiré y te dolerá”, y ya de solo pensarlo, él se excita y se corre, con lo que pierde la apuesta.
El libro comienza con unas nociones sobre funcionamiento sexual masculino, algo que deberíamos conocer todas, igual que ellos deberían conocer el nuestro. Tras eso nos dice cosas como: su juguete pasa a ser tu juguete, oblígalo a que se masturbe para ti, le excitará y avergonzará a la vez, con un hombre es complicada la intimidad emocional porque les cuesta abrirse, así que la complicidad sexual es una buena manera de dar un primer paso en esa dirección, compartir el secreto de su perversión lo unirá a ti, pensará “conoce mi secreto y no me rechaza por ello”.
Nos dice que la mujer que quiera tener un esclavo sexual debe tener unas determinadas características: empatía, autoconfianza, saber ganarse su confianza, actuar con estrategia conociendo sus puntos clave... Vaya, que un máster en psicología no nos vendría nada mal... Y añado yo, hay que ser ante todo dominante y disfrutarlo, porque si no, ¿qué sentido tiene? Algunas mujeres de las que nos habla usaron la técnica esa como último recurso para salvar una relación y luego volvieron a la “normalidad”.
¿Y qué gana un hombre con esto según ella? Ellos pierden interés si una mujer está siempre disponible pero con un Ama están inseguros y por tanto deseando agradarte, te tratan especialmente bien, aumenta su deseo sexual, se sienten motivados a conseguir algo incluyendo dejar malos hábitos, saben lo que tienen que hacer para agradar a la mujer sin malentendidos porque se trata de órdenes, no tienen miedo a no dar la talla porque nosotras pedimos sin complejos sexo oral u otras cosas sin centrarnos en el coito, pueden sentirse como "drogados" o en un estado mental alterado de manera sana y poder ser realmente él mismo con esa mujer... Vale, no digo que no, pero si un hombre no es sumiso de manera consciente o como algo que tiene ahí dormido, estará haciendo una especie de papel y no podrá actuar el resto de su vida. Opino que de donde no hay no se puede sacar, y que cualquiera no sirve para ser sumiso, sexual o total.
Dice algo que tiene lógica y que va en la línea de lo que digo yo acerca de sacar el tema en las primeras tomas de contacto con un hombre, yo de hecho es que ya no abro la posibilidad ni de contactar con los vainilla con fines erótico-afectivos. Dice que es más fácil convertir en esclavo sexual a un hombre con el que aún no hay relación que con uno con quien ya la tienes, porque no hay que hacerle salir de un modelo que a él quizá le llene, y en el otro caso puede probar si le gusta con la libertad de romper si no es así y no se habrá perdido una relación ya establecida. Y si eres como yo, el hecho de que un hombre huya porque eso de ser esclavo sexual no le va, no te supondrá una pérdida en absoluto. De todos modos, a mi modo de verlo, lo ideal es ni lo uno ni lo otro, es decir, sabiendo de entrada que sois Ama y sumiso, empezar a conoceros de persona a persona, y luego si surge algo, sabréis que será siempre en clave femdom. Y como ya dije antes, empezar de cero con el numerito de atarlo y tocarle los webs, me parece tan limitado como centrar una relación convencional en el mete-saca.
En un capítulo compara la Dominación Femenina con un videojuego: es un reto, es adictivo (yo siempre digo que su único vicio debo ser yo, ahí estamos de acuerdo) y no hay rutina porque él nunca sabe lo que va a pasar, aunque sea parecido a otras ocasiones. Y en su caso desde luego mucha variedad no parecer haber. Ni le gusta un simple azote, ni que él se arrodille ni puntos suspensivos.
También es cierto que sobre LA técnica (el bucle) comenta que no se hace mecánicamente, no se trata de decir, “mastúrbate ahora mismo mientras miro”, sino que en mitad de una situación excitante, (facesitting añado yo como sugerencia), le dices, “voy a masturbarte y si no pierdes la erección (y apuesto a que no lo hará...) ya sigues tú”; es una forma de hacerle ver que perderá el control, que te obedecerá, no podrá evitarlo, y eso aumentará su excitación porque sabe que no puede resistirse a ti. Ah, y por supuesto le tienes que poner mucho tú como mujer antes que nada, de lo contrario serán unas prácticas que lo mismo puede hacer con la primera que pase.
Hay muchos ejemplos de relación, de conocidas suyas y de ella misma, y me llama la atención el nivel de detalle que llega a utilizar, rememorando las charlas en momentos sexuales ocurridos años atrás. Parece poco creíble, pero en fin, supongo que reconstruyó diálogos a partir de los recuerdos básicos, o escribía un diario tras cada encuentro.
El sistema no sirve con todos los hombres, según dice ella y por supuesto que afirmo yo, y sin embargo cuenta cómo esclavizó a un compañero de trabajo que entró a regañadientes en su juego. Durante un tiempo estuvo interesado en la novedad excitante, pero en cuanto se fue a un viaje de trabajo se acostó con la primera que se le cruzó y pilló una gonorrea, con lo cual ella se enteró de la traición y lo mandó al cuerno. Y creo que daba igual todo, de cualquier manera algo así no tiene futuro alguno. Si ya es complicado que un sumiso se entregue, para un vainilla es imposible, como es lógico.
Lo de la esclavitud sexual como receta universal para salvar cualquier relación me parece absurdo. Entre las razones que enumera ella para hacer tal cosa, brilla por su ausencia la de que ambos se sienten plenos así, y sin embargo nombra razones como convertir a un tirano en un manso corderito o acabar con una adicción de él siempre que esté en fase leve. Pero, si estar con un hombre es un infierno porque el tipo es un déspota, ¿qué ganas con que se quede a tu lado? ¿Qué haces enamorada de un bruto? Lo de curar un vicio, como fumar o beber, me lo creo más, pero así y todo habrá que ver si merece la pena el esfuerzo, porque el mayor trabajo casi que cae en la parte de la mujer dominante, que tendrá que controlar lo que hace él hasta el último minuto de su tiempo. En un caso así, no cabe la confianza, él no será capaz de controlarse si lo dejas solo.
Repito que no creo que esto sea para todo tipo de hombres, y ella lo desaconseja expresamente en ciertos casos: disfunciones sexuales, abuso infantil, algún tipo de trauma psicológico actual o pasado, hombres inseguros acerca de su masculinidad (como los ligones compulsivos), casos extremos de alcoholismo y drogadicción, aunque cuenta un caso de adicción al juego en el cual el sexo femdom sustituyó a las apuestas, algo que puede ser agotador para una mujer y suena más a ser servido él que a la inversa, porque un adicto al sexo, del estilo que sea, tampoco parece un hombre demasiado sano y centrado, a pesar de que con ese método se eviten males mayores.
Para terminar, la autora dice que ojalá la Dominación Femenina sirva para hacer este mundo un lugar mejor, porque un hombre que se somete deja de comportarse con los clichés aprendidos en la sociedad acerca de lo que es masculinidad: hermetismo sobre sus sentimientos, no demostrar debilidad ni vulnerabilidad, preferir la violencia antes que la diplomacia (su sumiso más importante murió en Vietnam y ella dice que ojalá el femdom pudiese acabar con las guerras), etc. También habla del peligro de usarlo con fines negativos, como hacen todas las ultra sádicas que se regocijan en anular al macho, porque eso provocaría un rebrote del machismo. Tiene cierta lógica que haya prevalecido la dominación masculina como forma de estar a salvo del poder sexual femenino, y eso explicaría tantos milenios de sumisión forzosa femenina. Un hombre tiene una respuesta física limitada en comparación con la nuestra, nosotras somos multiorgásmicas, a ellos les cuesta recuperarse tras cada orgasmo, así que en ese sentido podemos hablar de superioridad femenina, por mucho que odie yo los supremacismos de cualquier clase, y es comprensible que el hombre luchase contra eso en cuanto se dio cuenta.
En definitiva, un libro curioso, interesante en ciertos aspectos y que no debe tomarse como una guía universal. Yo recomiendo entrar en esto únicamente por placer y si ambos lo desean, así de simple. Lo demás son recetas que tal vez empeoren situaciones ya de por sí complicadas, ¿y quién quiere retener a su lado a un desastre o a alguien que solo se queda si lo esclavizas?