Esa frase, hasta los puntos suspensivos, aparece tal cual en el fragmento de la divertida película de cine clásico español Atraco a las tres. El guión parece salido de la mente de mi admirado Enrique Jardiel Poncela, y de hecho tiene una obra de mensaje parecido, Los ladrones somos gente honrada.
Se suele acusar de misoginia a este autor, y es cierto que le daba bastante caña a algunas mujeres en su libros, pero es que mujeres frívolas y cabeza-huecas siempre las hubo, y además disparaba por igual contra todos, como en el genial retrato del donjuan de vuelta de todo que cae rendido ante la horma de su zapato en ¿Pero hubo alguna vez once mil vírgenes?
Alguno se preguntará qué demonios hago saliéndome tanto del tema femdom; bueno, resulta que ante todo soy persona y entre otras cosas me gusta el cine, por si no queda claro después de tropecientos posts con fragmentos de películas, y me gusta leer y escribir como también debería notarse, y tengo sentido del humor, y todo esto -oh sorpresa, ejem- viene a cuento porque para mí es imposible una relación (femdom en mi caso sí o sí) sin compatibilidad personal ni intereses y aficiones comunes. Esto le sonará a chino mandarín a los buscadores de sesiones sin más ni más, pero es lo que hay con respecto a mi persona. De hecho me choca que otr@s no empiecen por buscar conexión personal, cuando al final, si eso falla, la D/s se viene abajo como un castillo de naipes.
Volviendo al post, lo del título me parece una buena receta para un sumiso: admirador (sin admiración y respeto, apaga y vámonos), amigo (¡¿cuándo rayos se habla por ahí de que un sumiso sea un amigo ante todo?!), esclavo (sexual) y siervo (para hacerte la vida más fácil, no para calentarse a cuatro patas). Y luego está el tema del entendimiento de persona a persona. A mí no me sirve de nada un hombre-mueble que no valga para nada, que no me entienda ni aprecie y le resbale que eso sea así, y que tenga una serie de características incompatibles conmigo, incluso incompatibles con el tema femdom. Por ejemplo, un terco lo tiene crudo a la hora de obedecer, un hermético se guardará todo para dentro y no habrá manera de que se sincere y explique por qué se bloqueó en aquel momento de sexo femdom o cuáles son sus expectativas acerca del futuro de la relación, etc etc etc.
Volviendo a Poncela, no digo yo que busque alguien que suelte cinco genialidades por frase, ya sería mucho pedir, pero es que algunos son secos, sosos y aburridos a más no poder.
Como ejemplo de sus muchas buenas frases tenemos esta:
“El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta, hay que tirarlo y empezar otro nuevo.”
Sobre el amor escribió mucho este escritor, y eso que también le daba caña al tema, como demostró en Amor se escribe sin hache. Hay un fragmento la mar de curioso en el cual la protagonista le exige a un hombre que la llame divina y le cuenta que busca un esclavo, no un hombre, y después piensa para sus adentros:
“Es un hombre guapo. Me gusta. Pero conviene, después de habérselo concedido todo, negárselo todo también. Para que esto le excite y le exalte. Y para que se vuelva loco por mí, y me desee, y me busque, y empiece a ser mi esclavo. Y conviene decirle que no nos veremos ya más para que él haga por verme a todas horas.”
Quién sabe si además de su talento para la comedia era todo un entendido en temas tan femdom como el tease and denial.