Empecemos por el mensaje típico y “original” hasta la náusea que aterriza en el buzón de cualquier Ama del ciberespacio:
Soy sumiso y busco Ama, espero noticias. A sus pies
De esto he hablado en ocasiones anteriores, de la necesidad de feeling por mi parte para que surja algo, de lo poco selectivos que son los “sumisos” de paja cibernética, etc etc. Pero quiero comentar más a fondo este asunto por la parte que me toca.
A poco que el sumiso busque por internet, se topará con las “amas” que se han convertido de la noche a la mañana en dominantes buscando dinero fácil, o simplemente a las profesionales con (supongamos) algo más de vocación. A esas mujeres les vale prácticamente cualquiera, siempre que puedan pagar por sus servicios. Pero hay sumisos que no acudirán nunca a una de estas, algunos porque, si son auténticos, saben que jamás sentirán algo real en una sesión pre-pago, y otros porque, aunque buscan un rato sin complicaciones, no les da la gana de soltar un euro.
Así que tanto unos como otros siguen buscando y van encontrando mujeres que no cobran, y que ponen anuncios o están en webs bdsm, etc. En ese grupo hay de todo, desde la emparejada que busca un rato de morbo hasta la que quiere una relación a todos los niveles con un sumiso-pareja. Por desgracia, también suele ser minoritaria esta última opción, y es probable que las del grupo “rato sin complicaciones” no se pongan demasiado exigentes con un sumiso o “sumiso” al que verán un par de veces antes de buscar a otro.
Con todo lo anterior, no es de extrañar que algunos saquen la conclusión errónea de que ciertas Amas (como yo) caeremos en su proposición con leer dos frases, y que los aceptaremos sin más que ponerlos a prueba con cuatro prácticas o incluso porque sí tras dos frases, es decir, siempre dando por sentado que no hace falta nada más para entrar en faena y ser Ama-sumiso, que para eso nos gusta dominar y debemos estar “agradecidas” de que vengan con su oferta.
Cuando algunos sumisos en el pasado han pasado mi filtro como personas, después han fracasado estrepitosamente a la hora de demostrar su sumisión. Y la mayoría de las veces se han limitado a soltar las manidas frases que suenan vacías porque lo son cuando se las sueltan a cualquiera a quien apenas conocen. Imagino lo sorprendido que se puede quedar un sumiso cuando, tras un par de cafés o contacto telefónico o por el medio que sea, y tras soltar cosas tan vistas -para alguien de mi experiencia detectando farsantes- como “deseo ser tu esclavo, anhelo arrodillarme a tus pies...”, recibe mi rechazo por respuesta. Seguro que se las prometía muy felices y había hecho sus planes perfectos: “ella Ama, yo sumiso, cuatro frases y seguro que se derrite y me acepta como sumiso”. Oye, que me gustan las frases de contenido femdom, pero conozco la diferencia entre decirlas a ver si cae la breva y decirlas de corazón, y si el individuo te las suelta sin apenas conocerte, puedes apostar a que las dice a ver si cuela la cosa.
Cuando el sumiso está más centrado en lo que se llevará de la relación que en lo que puede ofrecer -y para eso hace falta conocer a fondo a la mujer a la que supuestamente se somete-, no se entrega nada de nada y hará un teatro vacío con tal de que le cumplan la fantasía que le calienta. Me hizo gracia uno de estos, especialmente caradura, que me demostraba con hechos que le resbalaba conocerme más allá de mi faceta dominante (eso sí, con palabras era capaz de venderle un abanico a un esquimal, el muy encantador de serpientes), y a la vez me contaba sus planes para “someterse” a mí, a su manera, en su horario y donde mejor le conviniese. Una de las perlas que me soltó fue que estaría en castidad con CB por mí con un método infalible: se haría fotos junto a un papel con lo que le ordenase escribir cuando yo quisiese. Y claro, resulta obvio que justo tras enviar la foto ya se podría quitar el chisme y desfogarse a gusto hasta mi siguiente orden, y obvio también es que me tomaba por una cretina del trece... Si los espabilados volasen no nos dejarían ver el sol, ains.
Y entonces, si no me valen las palabras sino los hechos, ¿qué “terribles” pruebas reservo para un candidato a sumiso? ¿Le pido que se pase una semana durmiendo en el suelo y que se ponga la alarma a cada hora? ¿Lo ato por los pies y lo cuelgo del techo boca abajo un día entero?... (Inciso: alucino con la incapacidad para captar ironías de algunos). Pues no, no hace falta llegar a eso, porque resulta que los “entregados” sumisos me lo ponen muy fácil a la hora de demostrarme bien pronto que no están a la altura en cuestiones tan elementales como:
-Permanecer localizables
-Ser sinceros (todo el tiempo, se entiende)
-Mantener una conversación sobre CUALQUIER tema que no sea cuándo, cómo y dónde planeo dominarlos, y conservar el interés, claro, que lo de pasar al monosílabo sacado con sacacorchos no cuenta
-Dar la cara en la vida real o al menos por teléfono en vez de escudarse en chats, emails o wassaps
Y puedo seguir con ejemplos “tontos”, pero creo que la idea queda clara.
Así que lo dicho, no soy un Ama -ni una mujer- facilona, pero es que tampoco pido la luna, creo yo, “solo” pido sumisión auténtica y honestidad, y eso parece que no abunda.