En uno de esos mensajes de dos líneas que recibo con frecuencia, por parte de gente que pasa literalmente un minuto en el blog, y que va soltando lo mismo por todo el ciberespacio, cierto sumiso me dice lo típico, que busca ama pero no tiene experiencia y siente la necesidad de ser dominado, y añade: no me gusta pagar por esos servicios... ¡Tachán! Ostras, ahora resulta que lo mío es un “servicio” y yo sin enterarme.
Ya no me hierve la sangre con estas cosas porque estoy curada de espanto. Simplemente hago una mueca de “qué triste, dios” y mando el mensaje a la papelera. Pero imaginemos cómo se puede sentir cualquier persona, ya no digo una mujer, sino un hombre también, si le llega alguien pidiendo “un servicio”. No resulta muy agradable que te tomen por prostitut@, ¿o sí? Y que además quieran algo a cambio de... nada. Puta gratis. El ideal de cualquiera, ainsss.
El problema es el de siempre, que se confunden churras con merinas, y con tantos anuncios en plan “te dominaré, perro asqueroso (o azkerozo, que algunas no dan para más, las pobres), llama (o yama) a este número de pago”, no es de extrañar que algunos crean que no hay otra cosa dentro del universo de las Amas. Y eso, señores sumisos ignorantes, puede que sea bdsm de pre-pago, pero de Dominación Femenina no tiene nada, porque no se puede “dominar” ni “someterse” en asbtracto, y ciertas cosas no se pueden comprar. Es más, a veces, ni soltando dinero obtienen dominación, y no me refiero a que se sientan vacíos en el teatro de las sesiones con una desconocida. Me refiero a que ciertos hombres se excitan dando dinero a cambio de nada, es una forma de sentir humillación sexual, aunque claro, esto de que no quieran a cambio absolutamente nada ya es igual de difícil que lo de mostrar verdadera sumisión, con lo cual llegamos al punto de siempre: buscan un servicio, como la mayoría.
Es una pena que se usen tan a la ligera unas palabras (Ama, sumiso, dominación, sumisión) que para l@s que no jugamos significan algo realmente profundo.
Hay muchísimos “espabilados” que van soltando su mensaje de copia-pega por internet, llenándose la boca de lo mucho que desean entregarse en cuerpo y alma, cuando en el fondo quieren una dominatrix gratis que les haga esto y aquello y sin soltar un euro. Pero todos estos que no quieren pagar y pretenden lograr lo mismo gratis, deberían pensarlo mejor, porque no les compensa el ahorro económico. Es decir, una mujer dominante por naturaleza no te va a pedir dinero a cambio de tu sumisión (otra cosa es que tus finanzas pasen a sus manos para placer de ambos), peeero te va a exigir mucho más que soltar billetes. Tendrás que demostrar con hechos -no con palabras- tu sumisión; te dominará cuando ella quiera, no cuando a ti te venga bien; no se conformará con cuatro escenas ni tres rodillazos en tierra; en definitiva, tendrás que “cargar” con todo el conjunto Ama-persona y te podrás sentir “timado”, ejem... De hecho, ninguno pasa ni la primera criba con mujeres como yo, porque se les ve de lejos como un chaleco reflectante en la noche, con sus rebotes de niño malcriado, fastidiado por no salirse con la suya con el mínimo esfuerzo. Duran menos de veinticuatro horas con su careta de sumiso auténtico.
Así que, resumiendo: ¿Quieres un servicio? Pues entonces paga, maldito tacaño. ¿Quieres realmente someterte y que te dominen de verdad? Empieza por aprender modales y RESPETA a una mujer que no pone en venta su erotismo por el simple hecho de que no habría dinero en el mundo para pagar algo tan auténtico que jamás podrá valorar gente como tú, demasiado cegado en tu propio egoísmo como para entender de qué va eso de la entrega, la sumisión y la dominación verdaderas.