Estaría bien poner en un apartado algo así como “Perogrulladas femdom”, o la etiqueta “conceptos básicos”, porque algunos fallan más que una escopeta de feria en temas primordiales. Como también me dicen que me fijo más en lo que no quiero que en lo contrario, aquí va una muestra de lo que busco: un caballero, pero uno de verdad, no de pacotilla como este.
No todos los caballeros son sumisos, por supuesto, pero es imperdonable que un sumiso no sea un caballero. Parece lógico, ¿no?... Pues de eso nada. Perdí la cuenta de los casos de falta de, no ya de caballerosidad, sino de simple educación y cortesía. Pero claro, si a uno le pica la entrepierna con una serie de fantasías, eso no significa que vaya a darle un trato correcto a la mujer que él CREE que se la va a cumplir. Yo me pregunto si alguna tirará para adelante con uno de esos besugos maleducados. Tal vez algún día sus medio neuronas sirvan para algo y se den cuenta de que ese método no es el más correcto para acercarse a una mujer; lo de que sea dominante, sumisa o monja lo dejamos en segundo plano, porque se trata de eso, del trato de persona a persona lo que falla estrepitosamente casi siempre, de cegados e impacientes que están por que los empiecen a dominar cuanto antes...
Y no me refiero a soltar tres frases de manual o sostener la puerta mientras paso, es una ACTITUD mucho más amplia. Pero de donde no hay no se puede sacar, y si el tipejo es un pasota, un niñato, un golfete, o puntos suspensivos, no puedes esperar que cambie por arte de magia cuando esté tratando con una mujer dominante, ya que ella debería darle lecciones de educación básica antes de poder dominarlo. Por poner un ejemplo, si un hombre enseguida se enfada, pierde la paciencia, es demasiado susceptible y, en resumen, si tiene mucho ego o una “piel muy fina”, no habrá dominación que lo meta en cintura, porque antes necesita una reprogramación del cerebro.
Hay mil detalles que delatan a un tipo de estos, desde dejarte colgada en mitad de una charla a pasear contigo tres pasos por delante haciéndote sentir lo menos importante en su vida en ese momento. Algunos más: falta de modales puros y duros, como escupir en el plato algo que no gusta (no me lo invento), no cuidar la higiene corporal, comportarse como un energúmeno al volante, reírse a destiempo... Y sobre los que contactan por internet, qué vamos a contar, ejemplos hay muchos, pero así que se me ocurran de repente, estarían estos:
-No dar las gracias cuando te molestas en responder un mensaje, y dar la callada por respuesta cuando dices claramente que ves una incompatibilidad de partida insalvable
-Remarcar cualquier esfuerzo que hace en su camino hacia conocerte y repetirlo bastante, para que te quede claro que está sacrificando por ti su preciado tiempo o dinero: “uf encima que instalo este programa de chat para hablar con usted” (sí, no me cabe duda de que te salió una hernia del esfuerzo), “no me ha importado pagar el billete de tren” (claro, por eso mismo me lo refriegas por la cara, ¿no?), “he dejado de salir con mis amigos por hablar con usted” (¿y...? ¿acaso eso no es un privilegio para ti?...), etc etc etc
-Insultar. Sí, por increíble que parezca, hay sumisos que dicen de boquilla estar deseando someterse y de repente te llaman tonta o baja o vieja; claro que esto pasa por darle oportunidad a niñatos veinteañeros que ven viejas a las mayores de 30, o a chulitos que sueltan eso de “no seas tonta” a cualquier mujer y no saben ver que es un insulto en toda regla, o a hombres que pasan del metro noventa y no se dan cuenta de que el problema es que ellos son demasiado altos.
-Acosar. Esto es otra cosa que parece increíble, pero no hay otro nombre para ese sumiso cansino hasta la náusea que sigue insistiendo tras dejarle cristalinamente claro que no te interesa, porque lleva incrustado en los genes que el hombre solamente tiene que insistir ya que una mujer se hace la difícil y no hay presa inalcanzable para un macho en cacería.
-Burlarse. Más de lo mismo. Si no respetan lo que buscas te dirán algo así como “qué pasa, ¿que no te van los novatos/ abueletes/ jovencitos de 18/ x?”. Pues mira, no, no me van y estoy en mi pleno derecho de descartar a alguien por el motivo que sea. Ya sé que tú no eres nada selectivo y te sirve una escoba con fusta, pero para mí esto no funciona sin una conexión más profunda.
Ahora bien, el gustazo de ignorar a estos personajes da un subidón que ni te cuento. Eso sí que es experimentar poder a lo grande. Tus gilipolleces no pueden traspasar mi barrera... Wow, es casi orgásmico, en serio.