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Así es mi hombre (sumiso) ideal

Decía el otro día que busco un caballero, pero la cosa no queda ahí, así que sigo lanzando el mensaje al universo a ver si me escucha, y a ver si los rasgos sueltos que encontré en algunos sumisos en el pasado se reúnen en una sola persona.

Lo que sigue a continuación te sonará a chino si eres un adicto al femdom porno de Amas malísimas de manual y sumisos menos valiosos que un peine para un calvo, así que puedes ahorrarte leerlo. Para mí la Dominación Femenina no es una excusa para rebajar a ningún hombre, sino para tratar de elevarlo por encima de sí mismo. Así que, ¿cómo es mi hombre ideal?

Es ante todo una persona íntegra, cabal, honesta... una buena persona, vaya. A partir de ahí, es un hombre que me atrae, por su aspecto y por su forma de ser. Si es como el de la foto, mejor, que a nadie le amarga un dulce, y tengo debilidad por hombres un poco “aniñados”. Si ese mismo me llega con pose de tipo duro, se me desinfla el interés; me gusta ese punto de candor, de no perder el contacto con el niño interior, por decirlo de alguna manera. No busco un adonis, ya digo, pero como mínimo no debe empeñarse en sacarse el peor partido posible. Y sus hábitos deben ser saludables. No me refiero a que corra la maratón cada semana o que coma todo bio, me basta con que no se atiborre de comida basura ni sea un adicto a nada. Quiero que mi propiedad esté en las mejores condiciones posibles, qué menos que cuidarse, por él, y para mí.


Bueno, pues ya con eso, por desgracia, caen muchos en el corte, y es una pena porque se trata de aspectos que se resuelven con fuerza de voluntad. Pero claro, lo de esforzarse por algo en la vida a algunos ni les suena, y quieren una relación femdom caída del cielo... Luego está la forma de ser, y ahí el tema es más complicado. Si su carácter no casa con el mío, hay poco que hacer. Me gusta el humor, la inquietud intelectual, la capacidad de disfrutar con poco y de no angustiarse sin motivo, etc. Si me llega un cortito de mente, un seco-antipático, un quejica y similares, pues tampoco me interesa conocerlo más a fondo.


¿Y como sumiso?... Veamos. Es simple, eh, a pesar de las tropecientas entradas que tengo acerca de lo que NO quiero. Compatibilidad sexual aparte (feminización y cornamentas, no, gracias), se trata de algo tan simple como que él disfrute dejando las riendas de la relación en mis manos, tratando de complacerme en cada momento o al menos procurando no hacerme la vida más complicada por su culpa, y en resumen, que esté feliz de someterse a mis decisiones y de entregarme su confianza desde la seguridad de que solamente busco que saque su mejor versión, para mí, para él y por consiguiente para nosotros. No lo veo como una doma forzada, lo veo más bien como una supervisión, un control positivo, un deseo de mejora en resumen. Y yo también quiero mejorar dentro de la relación: debo mejorar para que se sienta cada vez más orgulloso de servirme, tengo que ser ese modelo hacia el cual mire con admiración, respeto y, por supuesto, deseo.


El hombre que quiero a mi lado sabe integrar su sumisión y nuestra relación femdom en su vida de manera natural. No me perderá el respeto si necesito acurrucarme entre sus brazos en un día de bajón, ni esperará que sea su máquina de cumplir fantasías sin parar, sabrá estar a la altura de cada circunstancia, siendo igual de feliz cuando es mi objeto sexual que cuando es mi cómplice y mejor amigo en cualquier momento cotidiano.

Por detallar aún más, daré alguna otra pincelada. Quiero un hombre con la suficiente madurez mental como para tomarse las cosas con su debida importancia, sin zafarse de temas serios ni ahogarse en un vaso de agua; que sepa dialogar de manera constructiva en vez de tratar de defender su maldito ego a toda costa; que vea en las dificultades un reto para mejorar en vez de como un motivo para tirar la toalla; alguien que no se pierda en mil dudas y pajas mentales que me llevan a mí a perder un valioso tiempo; alguien que se vaya o se quede, pero que no se pare en la puerta porque estorba; y en resumen, alguien cuyo lema sea “querer es poder”.


Si eres así, yo te daré la fuerza que te falta para llegar desde el “quiero” al “puedo”, porque confiaré en que serás capaz de sacar todo lo valioso que llevas dentro, porque quiero que me lo entregues, que yo lo cuidaré como lo que es: un valioso tesoro que alimentaré para que siga evolucionando hacia un cielo que no tiene límites... como ocurrirá con nuestra relación.


Dicen que el primer paso para lograr algo es visualizarlo, de manera que eso he hecho. A ver qué tal. 

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