Si conocéis algo más que el título de mi blog, sabréis que estoy cansada de escuchar frases vacías por parte de desconocidos, tales como A sus pies y similares. Por tanto, tal vez saquéis la conclusión de que odio el protocolo bdsm. Y la verdad es que por lo general no me gusta, sobre todo porque son palabras muy manoseadas que ya pierden su significado cuando se dicen sin ton ni son, y el sumiso en realidad no las siente en absoluto cuando las pronuncia. Otra cosa es que sienta cosquilleo en el pirulí, que en ese momento de primeros intercambios de palabras es algo que no tiene nada que ver con lo que sienta hacia esa mujer. Entonces, cuando lo usan para hablar con una desconocida se supone que es una señal de respeto, como hablar de usted, pero todo eso puede ser un truco barato que esconda las auténticas intenciones del que quiere pillar Ama rápidito y fácilmente. Y los hay realmente enrevesados y hasta pedantes a la hora de enviar un mensaje.
Vamos, que me deja fría que alguien me hable como salido de una novela de hace dos siglos, y aún más cuando no me conoce de nada. También me rechina que algunos separen de manera radical su vida “normal” de este otro tema, y que estén haciendo un papel, un rol de hecho, que es lo que hacen muchos: un juego, una segunda identidad, una separación marcada a fuego entre su vida convencional y su lado oscuro. Y yo no quiero hombres partidos por la mitad.
Sin embargo, cuando el sumiso en cuestión encaja conmigo como persona, y debe ser así para que funcione la relación femdom (RELACIÓN, no sesiones de teatro), el usted me resulta afrodisíaco, siempre que a él también se lo resulte. Tampoco es imprescindible. Yo sé cuándo alguien me respeta usando el Tú y cuándo es un falso pelota usando el Usted.
Además de todo eso, yo sí que quiero un protocolo, pero el MÍO personal, con sus propias reglas, no algo clonado de lo que hacen y dicen todos. Y más que protocolo, se trata de actitud por parte del sumiso. Gestos, palabras, forma de estar, lo que dice y cómo lo dice, etc. Por ejemplo, si llega alguien preguntando si me gusta el protocolo y ni siquiera me ha saludado en condiciones, lo mando a paseo a ver si primero aprende simples modales, porque de donde no hay no se puede sacar. ¿Cómo vas a ser protocolario si no tienes ni una educación básica?
Y qué difícil es encontrar el punto justo de equilibrio entre el autómata que suelta frases hechas y el que se comporta de forma natural pero sin perderte el respeto nunca. Porque cuando ven que no soy un Ama de postal, es muy probable que pierdan el horizonte y tengan la desfachatez de salir con una broma fuera de lugar o hacer algo que no le harían ni a una chica vainilla en una noche de ligue de barra de bar. Un simple ejemplo son los mensajes que me llegan. Muchos ni saludan, ni agradecen el tiempo que dedico a leerlos, esperan o casi exigen una respuesta, etc, y lo hacen tanto los que usan el usted como los que me tutean. Algunos dicen al final “un beso”, que ya me suena a ligoteo vainilla disfrazado de femdom. No doy ni acepto besos virtuales, porque me parecen tan vacíos como el protocolo de manual. Es más, es que no uso ni emoticonos de besos si no he dado un beso a esa persona en la vida real, y a veces ni entonces. No me gusta el cartón-piedra ni el femdom-ficción, qué le voy a hacer...