Comentaba yo el otro día acerca de un chico que me había parecido tener muchas cualidades pero la cosa no cuajó en su momento, porque no encajábamos a pesar de gustarnos mutuamente y de ser Ama/sumiso. Pero repito que es de las personas más interesantes y válidas que conocí gracias al blog, y como sumiso no me quedaba duda de que hubiese entregado hasta su médula ósea. Y ahora por azares del destino me entero de casualidad que se ha casado, lo cual me impactó por lo “oportuno” de mi mensaje, pero también por otro motivo que no voy a compartir con él (de hecho considero que lo mejor es no mantener más contacto) y de verdad espero que no lea esto, que ya bastante le tuvo que sacudir (tengo esa impresión) el hecho de que yo “apareciese” en el día de su boda. Después de quedarme bastante claro que era sumiso, y además de los auténticos, y después de que lo nuestro no se concretase, lo último que supe de él fue que estaba saliendo con una chica que, hasta donde conozco la historia, no era precisamente dominante. Y sospecho que se ha casado con esa. Todo esto me da qué pensar, y sobre ese tipo de casos voy a reflexionar hoy.
¿Por qué se empareja un sumiso con una chica vainilla? ¿Hay que darles la enhorabuena o compadecerles? ¿Miran para otro lado o es ella la que consigue taparle los ojos con respecto a su sumisión?...
Ya decía yo en D/s unidireccional que no me parece que podamos llamar relación femdom a una pareja formada por un sumiso y una mujer no dominante, y lo mantengo. Pero hay hombres que eligen una vía intermedia entre vivir abiertamente su sumisión y tener una pareja convencional. “Solamente” necesitan encontrar a una mujer lo bastante abierta de mente y/o comprensiva como para ceder a sus “rarezas” o peculiaridades, sobre todo en el terreno sexual, aunque ellas no lo disfruten ni compartan esos gustos. Por ejemplo, hay mujeres que bajo ningún concepto se dejarían chupar los pies, y hay otras que, sin entusiasmarles la idea, tampoco tienen problema en hacerlo por complacerlo a él. En esta última frase supongo que no soy la única que ve justo lo contrario a la sumisión masculina, pues es ella la que accede a hacer lo que él propone, pero vaya, si él pasa por alto el detalle... pues todos contentos. Y como en la sumisión hay niveles y niveles, tampoco tienen problema ciertos hombres en ese término medio en el cual cumplir sus fantasías y realizar sus practicas.
A mí no me llena ni me interesa algo así, y de hecho se equivocan de lado a lado los que vienen a mí creyendo que entenderé y atenderé mejor sus necesidades, porque yo no cumplo con el catálogo completo de prácticas ni me considero menos dominante por ello.
Cuando te enteras de que aquel sumiso, que hablaba de niveles elevadísimos de sumisión entre sus necesidades vitales, se ha emparejado con una mujer convencional, das por sentado que, o bien ha renegado de su supuesta naturaleza auténtica, o bien no era tan auténtica, o bien elige esa opción entre medias.
Visto así, tampoco es tan complicado para un sumiso ser feliz en el terreno de las relaciones. Nosotras no podemos hacer lo mismo a la inversa, al menos yo no puedo. Aunque casi todos los hombres se apuntan a un bombardeo en cuanto a temas sexuales se refiere, me parece que lo toman como una fase novedosa y transitoria que deja de interesarles pasado un tiempo. En breve espero comentar un libro que estoy leyendo acerca de cómo convertir a casi cualquier hombre en tu esclavo sexual, y mi conclusión resumida es esa, que no se puede basar la D/s en algo superficial basado en vaivenes hormonales, por mucha relación sólida que haya de fondo, y para l@s que vemos esto como algo más psicológico que nada, es algo tan evidente como que el sol sale cada día.
También pesa mucho lo convencional a la hora de buscar compañera en la vida, porque no entiendo que, siendo joven, se tire la toalla a la hora de encontrar Ama, pero claro, muchos se agobian si a los 30 no se han casado. Volviendo al chico este, era de los que quieren tener hijos sí o sí, y una boda católica sí o sí, y ahí desde luego chocó con mi punto de vista y aunque lo hubiese aceptado como sumiso y pareja, él me hubiese descartado a mí por no encajar en sus planes. Espero y confío en que no será de los que llevan doble vida, y que como mucho utilice su imaginación para colmar ese aspecto suyo, que a mí al menos me quedó claro que no era flor de un día. Si los sumisos verdaderos se emparejan con mujeres vainilla, poca esperanza nos queda a nosotras, pero en fin, a todos los que deciden ser felices de la manera que puedan o quieran, les deseo que les funcione, que para eso estamos aquí, o deberíamos estar.